La Denominació d’Origen Tarragona
El legado histórico y patrimonial que atesora el territorio de la DO Tarragona es excepcional, y está estrechamente ligado a la elaboración de unos vinos de calidad reconocida, ya desde sus orígenes. Descubrir la huella que el cultivo de la vid ha dejado en esta zona es apasionante, y nos remonta a la época en que Tarragona era una de las ciudades más importantes del Imperio Romano.
Hoy día, la ciudad de Tarragona, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su bandada de monumentos romanos, sigue siendo un buen punto de partida para iniciar el descubrimiento de la cultura del vino de una denominación de origen que abarca desde del mar Mediterráneo en el valle del río Ebro, pasando por el interior del campo tarraconense.
Vinos que son leyenda
Un compromiso con la tierra y la viña que, a lo largo de los siglos, ha permitido superar cualquier escollo, incluso la plaga de la filoxera, a finales del siglo XIX. Son buenos ejemplos los vinos blancos, tintos, y rosados de la DO Tarragona y también los tradicionales vinos de licor (moscateles, mistelas, rancios y vinos de misa) que contribuyeron en gran medida a prestigiar una zona vitivinícola que lo tenía todo: buen clima y buenas tierras para cultivar viña.
Hoy, en la DO Tarragona, podemos encontrar variedades como Tempranillo, Merlot, Samsó (Mazuelo), Sumoll, Moscatel, Parellada, Garnacha y Macabeo, la variedad estrella de la denominación de origen.
Huella del modernismo agrario
Las bodegas que configuran la DO Tarragona son el resultado del empuje de una larga lista de proyectos familiares, en la mayoría de los casos, o de la suma de esfuerzos que históricamente y hasta hoy día ha representado el modelo cooperativo, como es el caso de Nulles, una de las Catedrales del Vino de Cataluña o la cooperativa modernista de Vila-rodona.
